Rectilíneas ondulaciones, curvas perforadas,
sencillas ensoñaciones, lívidas contemplaciones.
El prado inmenso de ayer, dificulta a la mirada:
entre bostezo y bostezo, una lúgubre luz inunda
las praderas calladas. Rebaños solitarios, cruzan
el intervalo como si de un apeadero se tratara.
Sueños, rutilantes como un mañana sin torpezas
ni compromisos; así, sueño, y me dejo llevar
por margaritas y plácidas enredaderas.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 24 de abril de 2020 a las 06:03
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Texi, Anton C. Faya
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