Algunos no llegaron. No les culpes.
Algunos se quedaron en las arenas blancas,
bajo un sueño de luces en la noche serena
y una esperanza que se fue transparentando
como una estrella en las orillas muertas.
Algunos no llegaron. Yo sí voy a llegar.
El corazón no engaña.
Treparé sobre dunas y sobre peñas negras,
aunque deje la piel en los escollos.
Miraré cara a cara a los peces payaso
y reiré hasta llorar y desangrarme.
El corazón no engaña.
Yo sí voy a llegar, lo juro, madre.
La tierra prometida está esperando
con sus escaparates rompiendo cada hebra
de miedo o de pobreza.
Las noches no son negras, me dijeron.
Hay colores, y risas, y el motor de los coches
no gruñe ni amenaza. No hay bombas en las noches
como aquí. Ni es tan roja
la sangre, ni es tan negro
el futuro, ni lloran
las madres abrazadas
al cadáver terrible
del hijo que ya nunca volverá a dar un beso.
Algunos no llegaron. No les culpes.
Algunos se quedaron enredados
entre las colas verdes, engañosas
de las sirenas del Mediterráneo.
Yo no sé nadar, madre, pero tú no me sufras.
Ya trepo por las costas, ya estoy entre la gente.
(Ya te lo dije, el corazón no engaña).
Pero… Nadie me ve. O quizá me ven todos.
No sé.
Ya estoy aquí.
Te echo de menos.
Se me llenan los ojos de semáforos
en rojo para siempre. Recuerdo otras ciudades
que se quedaron ciegas y murieron.
Paredes
que ya no tienen cuadros, ni fotos, ni recuerdos.
Paredes
que ya no serán blancas ni caldearán los pechos
de los que no llegaron.
Tengo hambre y hay comida, te lo juro.
En los contenedores hay comida
y viejos esperando a que nadie los vea
para agarrarla con manos engarfiadas.
Y niños. Y algún perro abandonado.
Hay comida y dinero, y las risas atruenan
y la música aturde, y las voces golpean.
Duele, madre. Tal vez por eso algunos
no llegaron.
¿El corazón no engaña?
No les culpes.
El mar que ves azul es un gran cementerio
en el que los cadáveres incómodos no flotan.
Nadie empuña una pala para enterrarnos, madre.
Basta con no mirar, o mirar a otro lado.
Y si me arrojo al mar con una piedra de algas negras
atada a los tobillos,
no me culpes.
El corazón sí engaña.
No me faltan las fuerzas, no lo creas. Es mentira.
Me falta la esperanza.
Comentarios7
Muy hermoso poema. Imágenes que regodean la mirada. Un gusto leerte. Saludos
Gracias, Rubímar.
Profundo contenido en tu poema, profundo poema, despertador de conciencias.
Saludos y bienvenida.
Pau
Gracias, Pau, bienhallado!
La tierra prometida está esperando El mar que ves azul es un gran cementerio
Y si me arrojo al mar con una piedra de algas negras
Me falta la esperanza.
Sencillamente bueno
Con aprecio
JAVIER
Muchas gracias, Javier. Un saludo!
Ambedo al emerger entre letras y destellos , bellas letras, espero leerte más, mil saludos
Gracias, Tatan! Mil saludos para ti.
tan duro como real tan sensible como
cierto tan olvidado como nuestro
Muchas gracias, Fraviro!
Brutal y con esa sensibilidad tan tuya y tan bonita.
Te desgarra el alma, sobre todo al saber que esta es la realidad de muchas personas.
Terrible realidad, y no sé ya por dónde va a salir esto, ahora con el horror añadido de la pandemia.
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