BÓVEDA DE SECRETOS

Julieta Iallorenzi


Si no fuera una bóveda

Una cápsula

Un receptáculo

Una caja de seguridad

Donde guarden crápulas

Sus azabaches secretos,

No se extirparían

Órganos vitales

Cuando los retiran

Paranoides pensando

Que en las instancias finales

La bóveda revele los nombres,

La cápsula desencapsule

Los terrores intráneos.

De maníacos gozosos de sufrimiento

Queriendo hacer de sus salvadores

Receptáculos de profanos dolores.

De las incubadoras de carne

De escarlatas chorros

Que harán un charco al descubierto

Antes que su cuerpo yazca yerto

En la hipotermia de algún invierno

Que sepa esto y no lo ignore

Seré depósito de conciábulos

Hasta entonces.

Hasta que la bóveda no vede

Sin importar lo que eso conlleve

Y a quienes al sepulcro lleve

Encajando en el arcano cerrojo

Las llaves de rojas linfas.

El secreto

Es que todos los equívocos

Creen saberlo completo,

Y los criminales creen

Que el rastro no fue descubierto.

Mas la bóveda no se ha expuesto aún

Develando lo oculto

Frente a sus temblorosos ojos.

Y mientras tanto

Nadie sabrá que yo sé

Lo que todos creen

Que nadie sabe.

La encadenada bóveda,

De a poco se rompe y se abre,

Sus peores temores execrables

Culposos recuerdos delictivos

Se irguen y salen...


JULIETA IALLORENZI

PATENTADO EN SADAIC Y DNDA

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

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Comentarios +

Comentarios1

  • Sinediè

    Julieta:
    estuve borrando poemas. Yo no tengo una casita y un ordenador para escribir. Ha mi nadie me tiene los derechos reservados. Tengo un telefono que cabe en la palma de la mano, con la pantalla rota. Casi no me caben los dedos en el teclado. Si me quieres creer: lo borrė sin querer. Gracias por tu atención. Y por tu escritura. Te pido mis mas sinceras disculpas.

    • Sinediè

      HALO

      Ellos son casa, mundo, taza.
      Nosotros poco, nadie, nada,
      habitaciones apartadas. Lejos.

      "Si estamos": motas, sobras, faltas,
      el polvo deambulando, lento;
      son muchos... No. Somos.Nada.

      Ellos, todos: limpios, buenos,
      la mirada descolgada
      de una lámpara tapada.

      Nosotros, ninguno: sucios, feos,
      un beso de persianas
      pesando en las ventanas.

      Un rayo de luz arroja sombra
      y, en su quietud, la abre paso
      porque la aparta, difuminándola.

      Somos noche, aliento.
      Somos verdaderos, manchas.
      !Son tantos! que a veces sueño

      que siendo solo unos pocos,
      solos, ya somos demasiados;
      estamos en todas partes.

      No podeis tocarnos.



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