Como en un pozo subterráneo
entierran todo: palabras, niños o
albergues. Rincones o zaguanes
carnes vehementes o trozos de saliva.
Ahí sepultan todo: memorias, recuerdos,
sombras de esqueletos, y vidas.
Dicen que hay cultura; que hay luna
y que hay brillo. Mas el océano
es igual de océano, sin tanta espuma.
A mí me gusta lo áspero, lo que corta
como una cuchilla, y es eminentemente
práctico. Declaraciones de brillos, o de
ausencias, no hay que tragárselo todo.
Dicen que hay que cultura. Veremos.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 28 de abril de 2020 a las 01:47
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, kavanarudén, Lualpri, Anton C. Faya
Comentarios1
Evanescentes
Las estaciones de los mates
dan paso a un campo de miércoles amarillos,
los brillos son pajaros de luces
flotando tranquilos en los charcos
volando en los destellos.
Se reproducen en sus fallos.
Sin pinturas son colores, letargos,
escultores del colapso; sus voces
en las manos savia, canciones
de los indigos pasando. Lejanas.
Escucho el rugido de lo efimero
atenazado en la garganta
liberando un resplandor.
Al baile del bosque. Al suspiro
del aire suspendido en el agua.
Ellos no hablan. Ellas danzan
en el cauce del relámpago.
Purpuras, siguen sin nosotros.
Son nación.
Muy buen poema, un saludo!
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