Hoy miré tus ojos negros
mi Boton de rosa bello
en el rostro de otra mujer
trayéndome mil recuerdos
de tus detalles tan tiernos
transportándome al ayer.
Engolosinado con besos
entre los labios traviesos
de su boca fuego y miel
sentí tu cuerpo en su cuerpo
sentí tu piel en su piel.
Lánguido y azul lucero
tan coqueto y pasionero
me ofreció amor a granel
y cual fugitivo al carcelero
en sus brazos me entregué.
Intrigada con mis versos
y mis hondos pensamientos
allí se empeñó en saber
¿A quién tanto amor profeso,
que como puede ser eso,
que quien era esa mujer?
El que olvidarte no puedo
y te amo con desasosiego
este día le confesé
y esa Diosa de ojazos negros
dijo yo lo curaré.
Acurrucado en su pecho
acariciando mis cabellos
susurro ámame otra vez
y en sus labios dulces y tiernos
los labios tuyos probé.
Sin pensar remonte el vuelo
como Ícaro al firmamento
con rumbo al atardecer
cerré los ojos queriendo
que fueras apareciendo
a cada palmo de su piel.
Poco a poco me fui hundiendo
y mi pesar fue cediendo
ante aquel pozo de miel
ella me consintió en su pecho
como tu solías hacer.
Sentí detenerse el tiempo
quise apresar el momento
mi amada y linda mujer
pero era tan solo un sueño
y aun sin querer desperté.
En esta tarde de invierno
amor bonito y eterno
cuando a ese rostro miré
en sus lindos ojos negros
en su hermoso y bello cuerpo
sin buscarte te encontré.
A mi corazón enfermo
lo invadió un gran desconsuelo
por haberte sido infiel
no eres tu pero te observo
en su estampa dulce bien.
Las flores que a diario siembro
aquí en mi pequeño huerto
dicen que vas a volver
y crece en mi pecho el tormento
porqué eso no podrá ser.
- Autor: El Hijo de la Rosa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de mayo de 2020 a las 17:49
- Categoría: Amor
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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