Se abre el auto, Pato Stark suena.
La eternidad para cruzar Salesianos
hacía eterno el momento contigo.
¿Qué apuro tenías? Entrabas una hora más tarde.
“Que te vaya bien”. Lo guardaba hasta las seis.
Hasta que te viera de nuevo. Hasta darte use beso con
ese leve sabor a cigarro que me encantaba.
“Me llamaron de nuevo”. Disculpa.
Que linda te ves mirada desde el asiento del copiloto.
En el momento exacto donde abandonas la oficina y vuelves
a ser tú. Que al final ser tú, era ser yo. Gracias por abandonarte
para no abandonarme. Te debo la vida y todas las cumbias que
aprendí a cantar: sí, cuando se abría el auto y Pato Starck volvía a sonar.
- Autor: Lenuah ( Offline)
- Publicado: 11 de mayo de 2020 a las 16:18
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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