Cuando apenas respiramos,
el Creador nos tendió un lienzo;
tan blanco y delicado,
enmarcado del maternal afecto.
Ya en la infancia, muchas sonrisas se dibujan.
Se tiñen garabatos,
acompañados de columpios, juguetes y paisajes.
Algunos paños, aunque menos coloridos,
develan las sombras de pequeñas manos,
que no conocieron pinceles.
Otros tímidos esbozos se hicieron
durante inefables días, acompañados del silencio.
La adolescencia dibuja atardeceres con los amigos,
con los bolsillos rotos,
y con los primeros amores,
que muchas veces imborrables tintas impregnarían.
Mientras prematuros adultos a diario madrugan
para hacerse de sus propias tintas,
un amanecer va despertando.
Llega el momento cuando sobrios murales se muestran,
otros no tanto.
Unas obras se robaron las miradas,
mientras que alguien se robó un cuadro ajeno.
Otros empezaron a pintar en telas nuevas...
Al final ciertos cuadros fueron a parar al museo,
otros siguen transcendiendo como herencia,
y algunos otros,
olvidados se decoloraron.
- Autor: Intied_B ( Offline)
- Publicado: 12 de mayo de 2020 a las 23:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Clara Bustamante Calderón
Comentarios1
BELLO, ES EL PASO DE LA VIDA Y COMO CADA MOMENTO SE QUEDA EN NUESTRO CORAZÓN, SIEMPRE ES UN GUSTO LEERTE ESTIMADO AMIGO INTIED_B
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