Viene una sonrisa a mi rostro,
la más clara desde siempre,
y sigues siendo tú el origen
de mi calma, mi pasión,
de mi entrega, mi lejanía
hacia lo vano, pasajero, doloroso.
Te siento sin límites,
un hombre sin final.
Aunque las cadenas me abracen,
tu fuerza es la llave
a la suavidad de la esperanza,
moviéndose los corazones
al rito más deseado.
Mejor, mejor es todo,
tanto que al brillar algún filo,
su paso sobre mí,
es eco de una melodía
y es tan placentero
como una caricia
en el alma, profunda.
Que mis manos
dejaran, quizá, de servir.
Que palomas de tinta
no surquen más las nubes
de blancas hojas.
Que la belleza
sucumba frente a Venus,
y el amor de Cupido
se resquebraje de un flechazo.
Que esta tierra pierda todo,
su color, su sabor.
Que mi alma esté alejada
de toda esencia,
de cualquier tiempo;
mas que tu mundo siga intacto,
que el inicio del sueño eres tú.
Y como alguna vez lo hice,
alcanzaré mi anhelo
de pasarte a realidad
aún lleno de magia,
para amarnos más allá
de terrenos de imaginación,
y de los muchos otros
donde mi alma aún no te besó.
- Autor: Reiko L'eamye (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de julio de 2010 a las 23:07
- Categoría: Amor
- Lecturas: 107
Comentarios2
Me gustó tu poema. Muy romántico y pleno de matices amorosos.
Un beso y mis felicitaciones.
Ruben.
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