Amor, bésame, amor,
que con cada beso que me das
una nueva estrella brilla en el cielo,
un pájaro se cuelga en el horizonte
y avanza dándole vida al tiempo.
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Bésame, amor,
que con cada beso que me das
una palomilla se avienta al vacío
y no cae,
rompe el miedo y emprende su vuelo.
Tus caricias con besos celestes
le dan miedo al miedo.
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Amor, bésame, amor,
fricciona tus labios con los míos,
dame la chispa que tintinea en tu aurora
e incéndianos con tu fuego
cuando, frío, nos corroa el invierno.
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Bésame, amor,
que con cada beso que me das
un cerezo florece y, con cada cerezo,
un campo, un paisaje.
Tu beso es la flor visitada por las abejas
que esparcen tu polen allá en las piedras.
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Dame un beso, amor,
y pídeme besarte
no debo estar solo en esto.
Quiero que conozcas tu magia,
que viajes conmigo al espacio infinito
en donde, perdido y absorto,
mientras me besas levito.
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Bésame, amor,
que con cada beso que me das
un déjà vu, un recuerdo,
un relato perdido en mi ensueño,
una gota de vida vivida
que brota y revive en tu beso.
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Bésame ahora y sonríe
que en tu risa se abre un portal a mí mismo.
Ven conmigo, bésame...
vayamos al fondo de mí mismo.
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