Alfabetizado por la calma,
con las comas
acortando el tiempo
de la inquietud,
los lugares
dónde me rehago
y me abandono,
retroceden a recogerte
con su voluntad intacta,
tú que me oyes,
te viertes en la noche
con un solaz advenimiento,
liberándote de aquello
que no cabe en la mirada,
desvaneciendo las fronteras,
entre tu piel
y la vanidad del aire,
ya desnuda de todo,
te disuelves en mi paladar,
como un dulce chasquido
de azúcar,
y así,
huimos hacia nosotros,
dónde ni nuestras sombras
pueden encontrarnos.
Eduardo A. Bello Martínez
Copyright © 2020
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 18 de mayo de 2020 a las 11:23
- Categoría: Amor
- Lecturas: 52
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