En sus cuerpos otro color
su casa amarilla trasforma,
paredes ahora verdes,
el néctar que se hace azul,
el piso que se nota más rojo,
es miel, miel de arcoíris.
Cinco años y jamás vieron
ni la reina ni el zángano
mucho menos la obrera,
miel que se escurre verde,
miel que se derrite azul,
miel de arcoíris mortal,
una a una su vida diera.
La reina esa fábrica odiaría,
intoxicando las flores de noche,
intoxicando el polen de día,
residuos tóxicos absorbieran,
miel arcoíris mis ojos vieran,
menos de dos centímetros muertas,
treinta millones y una reina.
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