De repente

De repente quiero que no me quieras...

Hazme entender que todo tiene sentido o vete sin en verdad nada es para siempre.
Te miro, te invento, pero callo.
No entiendo eso que me dices tú que no entiendo. Te observo, te me vuelves tan familiar; pero reniego de ti.

De repente quiero que no me quieras...

Porque como me quieres, es exasperante
Prefiero aborrecernos y conservarte sólo como un grato pensamiento.
Cariño febril residuo de no sé que tantos errores. Te pienso inevitable y deambulas en mis páginas, como si ambos los merecieramos.

De repente quiero que no me quieras...

Porque así como te di mis versos nocturnos, ahora te los arrebato para masticarlos y engullir hasta la última coma, al compás de tres canciones de Ignacio y bebidas vulgares a sazón de éste, que de repente quiere que no lo quieras