El mundo de los niños, que como adulto no comprendo,
nos alecciona en su inocencia una forma de vivir,
cuando al verlos en sus saltos y correteos entiendo
cuán lejos está mi alma de su transparente reír.
De esperanzas y de sueños, de sonrisas y de asombros,
de jugueteos traviesos, de pedir y cuestionar,
de sus ganas me contagio, ya les ofrezco mis hombros,
para el mundo que les demos tratarlo de mejorar.
En sus ojos ilusiones, en su dormir todo es paz,
en sus gritos la alegría, las fuerzas a derrochar,
cuando recreo mi infancia, que ya quedó tan atrás,
no puedo ver lo que en ellos es todo dicha sin par.
Ya recuerdo cuando niño los miedos y los terrores,
la presión de los deberes, tener que salir al mundo,
el espanto tan amigo de no salvar mis errores,
tempranero responsable, muy precoz meditabundo.
A mis hijos no legarles angustias, perturbaciones,
me propongo en mi experiencia no las tengan que tocar,
pero sabiendo que en el mundo acechan confrontaciones,
en un cristal transparente no los he de colocar.
©
(Copyright, Noviembre 2019)
- Autor: Gabobar (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de mayo de 2020 a las 12:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: Nuria de espinosa, Yamila Valenzuela, Freddy Kalvo
Comentarios3
El mundo de los niños es la inocencia perdida en el curso del tiempo.
Precioso. Un placer leerte. Abrazos
Gracias Nuria, por pasar y comentar
Todo lo mejor y lo peor del mundo
son miedos confrontados
Un placer de reflexión y de buenos sentimientos
Es verdad. Gracias por pasar y comentar
La etapa de la niñez es única y, aunque uno en ese entonces deseaba y soñaba ser adulto, después, se termina añorando la niñez...pero así es la vida y el desarrollo de la misma.
Abrazos fraternales amigo Gabobar.
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