Larga noche apestada y sollozante,
El reloj se detiene desalmado,
Me arrebata ese sueño más preciado
Y me hunde en un mundo agonizante;
Soy un mono corsario, siempre errante,
En olas de un océano incrustado
En tierras muy lejanas, olvidado,
Do muere solitario el navegante
Que va en pos de un amor inencontrable
Un amor que es muy propio de un demente;
Claras lágrimas de un hombre inestable
Que deja la cordura siempre ausente,
Un llanto que es condena incontrolable
A causa de un amor siempre presente…
- Autor: Raúl Gonzaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de mayo de 2020 a las 11:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Xiomiry
Comentarios3
Amor, propio de demente, lágrimas de un hombre inestable: cordura ausente, su llanto es condena incontrolable por sentir presente...
Buenos versos, que me hacen recordar el holandés errante, gran escrito amigo Raúl... Saludos y un abrazo.
Hermoso amigo, refrescante mente plácido éste bello poema.
Sincero abrazo y mis respetos a tu magistral alma y bella pluma.
Xiomiry.
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