Claro que conozco el miedo,
desde el día en que nací.
En mi juventud temí,
también en mi madurez.
Ahora que ya estoy viejo
no siento el mismo temor
de dejar de ver tus labios,
ni tus manos, ni tu boca,
ni tu pelo, ni tu piel.
No me importa quedar ciego,
lazarillos son tus ojos
que llevan a un Ser Superior.
Son potentísimos faros
que iluminan mi sendero,
y me llevan al asombro
de descubrir tu interior.
No temo no ver tu mirada
de selva, esmeralda y mar
pues la llevo en mi memoria
con toda su intensidad
para alumbrar la última recta
que algún día iré a cruzar.
- Autor: Rompenubes. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de mayo de 2020 a las 07:39
- Categoría: Amor
- Lecturas: 20
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