Zoila de la Cruz, era una niña muy ejemplar para sus padres, allá en el pueblo del cafetal, en Yauco. En un barrio de Yauco, allí vivía Doña Ramona y Don Gregorio con su única hija llamada Zoila de la Cruz. Yauco, se mostraba avaro con las producciones del café, para allá para el 1890, y ellos, la familia más famosa del pueblo del cafetal, si hacía Don Ramón negocios de café con tantos barrios de diferentes barrios cercanos y continuos a él, que era el hacendado más rico de la región. Y Zoila de la Cruz, la única hija de Don Gregorio y de Doña Ramona, sólo le dejó un malestar cuando supieron de su fuga con su novio Fabio Cazuela. Fabio Cazuela un joven de apenas veinte años, era el que hurtaba y tomaba del café de la hacienda de los padres de Zoila de la Cruz, para revender y para poder vivir. Aunque, sin pensar de que era un ladrón era pobre, muy pobre el muchacho, pero, sí que había una cosa muy grande en su corazón y era el de amar profundamente a Zoila de la Cruz. Y, Zoila de la Cruz, también amaba a Fabio Cazuela. Fabio Cazuela, deciden ir al cafetal de la hacienda a hurtar lo que yá se creía perdido, el café para poder vivir y subsistir. La hija del hacendado Don Gregorio, Zoila de la Cruz, solía amarse a escondidas entre los arbustos y el sol a cuestas en que el amor reinaba como reina la pasión vestida de sol, como la luz de un nuevo porvenir sin sospechar nada del futuro incierto. Cuando se hería el sol, en cada pasión de la misma piel, cuando se amaban más y más. El sol a cuestas del verano, y el calor y la pasión desbordada se amaban apasionadamente. Cuando logra superar sus miedos, pues, le temía a la oscuridad, cuando en la hacienda quedaba oscura por la noche que se avecinaba, cuando iba y venía de entre los arbustos del cafetal. Cuando se dió el más instante en que se dió lo que más se amó en el coraje del corazón. Y era ella, Zoila de la Cruz, la hija del hacendado más rico de la vecindad. Ella, no sabía algo, que su padre la seguía con el sirviente más honesto de la hacienda, llamado el Capataz Santiago. El Capataz Santiago, era el sirviente más honesto y dedicado, a más de veinte años de servicio en la hacienda de Don Gregorio. Cuando en el aire socavó un frío inerte, cuando llegó la noche fría y densa y tan álgida como el mismo invierno o el propio hielo. Sólo se llevó una sorpresa, entre los arbustos, estaba también el Capataz Santiago, que la veía junto a Fabio Cazuela, pues, amándose, como siempre, entre los arbustos del cafetal. Era Yauco, el pueblo más sobrio y antiguo, de la capital San Juan. Era allá, para el 1890, cuando la hija del hacendado, Don Gregorio, se amaba a escondidas de su familia con un pobre llamado Fabio Cazuela entre aquellos arbustos del cafetal. Cuando en el ambiente, se dió una forma de creer en el amor puro e inocente de Fabio Cazuela, sin pensar que la quería abandonar a su mala suerte. Y era ella, Zoila de la Cruz, la que amaba con gran pasión a Fabio Cazuela, pero, un día, sólo se sintió débilmente, cuando el Capataz Santiago, la vió a escondida amándose con Fabio Cazuela, y lo supo Don Gregorio. Cuando en el ayer se amó, sí, se amó, pero, hubo un relámpago en el mismo cielo, cuando se descubrió el gran secreto a viva voz de Zoila de la Cruz. Y fue ella, quien era, quien poseía y tenía el amor entre su eterno corazón, cuando en el ámbito del amor y la pasión se dió como se fue el silencio gritando a viva voz el amor de Zoila de la Cruz hacia a Fabio Cazuela. Pues, se amaron como nunca rompiendo el desastre virginal en unas gotas de dolor y de sangre adherida a las pajas de hierbas donde entre los arbustos se amaron bien. Y cruzó el estandarte de lo efímero y de las penurias adyacentes de ira y de dolor, cuando en el alma solo se debatió entre lo irreal y lo superficial de la razón cuando llegó la locura por más amor. Cuando se entreteje el coraje de ver la razón a cuestas de la vida sintiendo el gran delirio y tan frío como el mar de una noche perniciosa y funesta. Cuando en el momento se ganó un amor, pero, que Don Gregorio hizo finalizar cuando se enteró de la susodicha. Cuando en el amor se electrificó más en el combate de soltar una rienda suelta hacia lo crudo del camino aciago. Y fue cuando en la manera de entrever el silencio se encrudece de temor y de ansiedad, cuando en la senda se dió lo que más se llevó un camino dentro de la cruel desavenencia hacia lo más crudo del camino. Cuando en el silencio se debió de atar lo que más se creyó en la forma más provista por el amor y la pasión, de que el infortunio empezaría a entrever el desastre de ver el ocaso en la mira de un trágico por qué sin sentir el desastre de ver el cielo de tormenta y lleno de nubes grises, como lo anhelaba Don Gregorio. Cuando Zoila de la Cruz, llegó a perder su esencia y más su virtud y virginidad, cuando se amó lo inesperado un amor a ciegas como era el de Zoila y de Fabio Cazuela. Cuando entre los arbustos se dió el más vil de los amores y si se dió el más fuerte de los amores, cuando entre el pasado y el presente se vivía como un fuerte delirio y un frío tan real, como en el ambiente una soledad que llegó después. Cuando Zoila de la Cruz, dejó de amar a Fabio Cazuela, porque su padre así lo quiso. Aunque, un amor no se olvida jamás, y mucho menos el primero, se decía ella, Zoila de la Cruz. Cuando en el coraje se dió lo que más se forzó en el alma, una fugaz fuga, cuando en el mal encuentro, y en el altercado entre sus padres se enfrío todo y se fugó con él, con Fabio Cazuela hacia el horizonte del mar atrevido entre Yauco y Guánica. Y ese hilo de sangre lo que hizo fue la felicidad más inmensa del mundo. Cuando en el recurso de la vida se identificó más el saber de la encomienda en poder vivir. Y sí, se dió lo que más se creyó, una manera en creer en el verdadero amor.
Continuará……………………………………….
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de mayo de 2020 a las 00:02
- Categoría: Sin clasificar
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