Vieja botella
que llegas de tu viaje
hasta la playa.
Hay un mensaje
que guardas como néctar
en tu interior.
Algunos ojos
te buscan y te ansían
en esta tarde.
Pero tú llegas,
te arropan las resacas
y las mareas.
Una cuartilla
plagada de palabras
es tu tesoro.
Y las pupilas
cansadas de buscarte
al fin te ven.
Hierve la sangre.
Galopa por las venas
con frenesí.
Buscan los dedos
el fruto de tu vientre
y hay un suspiro.
Susurra un labio
y aflora la sonrisa.
¡Dice tu nombre!
Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 1 de junio de 2020 a las 07:02
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Andy Lopez, Yamila Valenzuela
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