Tengo un enojo tan disparejo,
hace que quiera cubrirme la cara con un oscuro velo.
Apretar los párpados y de la noche ser el centro.
Que nada vea este mal momento.
Qué celos tan feos.
Inseguridad que te ocultas, puedes salir por las ventanas.
Marrones, y por negras pestañas enmarcadas.
Derritiéndote como hielo al sol,
acariciando las mejillas de un ser llorón.
Qué fragilidad de jarrón.
Tengo un gusto por hacer énfasis,
en dolores que quizás no padezco.
Como si mi corazón sufriera parálisis,
y me aconsejara comprobar que no he muerto.
Qué sentimiento tan feo.
Confundo mucho de aquello que no proceso,
creo ver bastante, pero sólo oigo cada vez menos;
lástima que sean proyecciones desapegadas de los hechos.
Qué cabeza de pájaro que tengo.
Tengo tanto para dar, y cuando lo digo me retuerzo,
porque en el fondo sé muy bien que no es cierto.
Qué poca voluntad, reconozco que no tengo fuerza,
como para andar ofreciendo el ánimo del ser sin consuelo.
Qué hipócrita soy en mi frialdad, ojalá se desvanezca...
... todo aquello que confieso que poseo.
Comentarios1
Debilidades y contradicciones que azuzan el alma para ser conocido por uno mismo.
Gracias Ellie.Me gustó.
¡Por nada, es todo un gusto!
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