Acepté entrar a su casa,
Era amarillo todavía, como las 5pm.
Siempre fue sexy,
Su vestido y su manera de prender el cigarrillo, llamaban mi atención.
Ella era la cereza que esta siempre en la copa del árbol, que se pone morada antes que caerse.
Me enseñó su casa…
Las paredes blancas, pero se veía oscura,
Vacía, pero llena de cachivaches,
Un poco silenciosa, unos viejos objetos posados en un mesón era todo el ruido,
En especial un portarretratos lleno de colores con 4 bocas brillantes,
Imposible no empañarse.
Yo algunas veces sonreía, más si era domingo,
Pero nunca como las cuatro bocas de esa foto,
Inefable.
Ella era divorciada,
ojos aguados como el azul,
Podría hacer nadar a cualquiera.
Salió el menor de un cuarto con gafas oscuras y un celular en la mano,
Miro poco interesado, salió y tiro la puerta.
Habló de la fotografía, hasta caer en la corriente de unos ojos profundamente perdidos,
Trataba de estirar la boca como reflejo de la foto, pero se empapaba de ansia.
Salió la mayor del baño, cabizbaja con una prueba en la mano y una sonrisa hecha pedacitos que sostenía con la otra mano,
Tenia la boca tanto carnosa como roja, como la mamá.
Acaricié la foto,
Suspiré,
Y Salí de allí con una sonrisa grande, como el que llega de segundo en un maratón pero sin hacer trampa.
Petronito.
- Autor: Petronito (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2020 a las 19:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
Comentarios1
Una sonrisa echa pedacitos que sostenía con la otra mano..... qué frase!!!
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