Centurias de amores fluviales
trajeron herido al navío en la creciente.
Varado quedó entre pajonales,
su quilla para siempre en la corriente.
¿Qué hacer con el salino maderamen?
preguntaron inquietos los mercedarios,
suplicantes de devoción al íntimo examen
don inclusivo de sus recios cuestionarios.
-"¡Sea un rosedal a cuatro esquinas!"-
de perfumadas corolas, blancas, rojas y amarillas
con menguantes espinas sin inquinas,
fragante sumatoria de coloridas maravillas.
Creció el rosario en la madera de la cruz
misterios de esa flor, de resucitante albedrío
aromáticos pistilos que dimanan sacra luz,
indulgencias a devotos en plena costa del río.
Cánticos de niños en párvulos rituales
con festivales alados de abejas y de un colibrí
que la Dama de las Mercedes y Eros danzan esponsales
y trabaja con sus manos el terroso amor de Rosmarí.
El Hum serpenteante arrodilla su cauce fiel,
paraje urbano, angelical de tan azulino,
reza las antiguas y rosáceas liturgias del Padre Manuel,
ya purificado el tiempo secular que le resta en el camino.
Rosedal centenario de la Rambla castiza
gigante asamblea de pétalos y rosas
aborígenes imágenes de la Mercedes mestiza.
¡Señorial hogar de las más hermosas!
- Autor: Charo. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de junio de 2020 a las 00:50
- Comentario del autor sobre el poema: Niño, allì juguè, crecì...cuando quise acordar ya era hombre.Ahora Hombre viejo.Pero no lo sentì...que las rosas son misticas.Su perfume inspira y desbloquean la dureza de la muñeca cuando el làpiz y la mente quedan inmòviles, clausuradas las sinapsis
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Rous B
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