La Teoría de las Uñas

La teoría de las uñas

Pues conviértete en un dichoso Dedo Pulgar! Y si no te da para eso, aunque sea trata de ser piel!!!

De esa manera, Jaendro le recriminaba su Hija Minerva que se convirtiera en una persona respetable, pudiente, y hasta tal vez influyente.

Pero el regaño de Jaendro no era un delirio, tenía su fundada explicación, la cual sólo hacía visible a sus más íntimos.

Repasemos algunas palabras de su último discurso en el Partido Igualdad:

“La uña en algún momento cede, porque tiene que ceder! porque es una uña!

La persona convertida en uña, solo estará condenada al cuidado de su dedo que la mantiene; en cuanto se le ocurra prosperar, los alicates serviles al poder no tiritarán en cortarle sus sueños.

Ser una uña es el estado de inconciencia más grande en el que se puede caer, pues como tal, sólo quedará la resignación a las tareas más duras, las arriesgadas, las sucias; aquellas que el dedo jamás se osaría a ejecutar. Y no sería el problema realizar dichas tareas, pues la vocación de servicio siempre germina; la cuestión sería poder prosperar.

Es de ese modo que transita su vida la uña, protegiendo al dedo que la lleva a todos lados, pero que al momento de decidir, y sobre todo cuando ésta ha crecido demasiado, no tiembla en ejecutarla reduciéndola a su más mínima faceta.

Y tal es la historia del pueblo, que convertido en uña, solo queda supeditado a las frecuentes malas decisiones de los dedos, quienes jamás defenderán sus intereses; y cuando sientan que la uña molesta, solo se servirán a evocar la fatídica señal a sus cómplices alicates, que ejecutarán la orden de manera eficaz, borrando todo rastro virtuoso que haya podido quedar; total, ellos cobran su sueldo del Estado, están asegurados, son alicates cómodos”

Se comenta que luego de su discurso, Jaendro fue expulsado del Partido Igualdad, pues al parecer, incomodaba a las altas autoridades de ese deteriorado espacio político.