Tal un viejo conocido te me acercas.
Siento tus pasos, ligeros un como soplo caminando tras de mí.
En estos días largos, tristes y calurosos,
me acompañas sin hablar,
pues no existen palabras
ni frases escogidas o rebuscadas
que expresen lo que pienso o lo que siento.
Eres como un alma errante y solitaria.
La delgada hebra de paz que siempre quise,
pero que nunca tuve.
La brizna de paja que arrastra el viento.
El desnudo palpitar
de un corazón marchito hecho de luz
y condenado a la intemperie y a las sombras.
Entras tan adentro como cualquier pesadilla.
Recorres cada milímetro
de mi piel y en un segundo llegas a mis huesos
callado y muerto a la alegría.
Te pido que me hables, más nunca dices nada,
mueres con la lengua agarrotada
y para colmo lejos del camino.
Como siempre, te veo deambular
terco, sólo y moribundo
atado a mi silencio.
- Autor: franklin blanco (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2020 a las 06:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
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