Si era la Tía Gertrudis, la más alcahueta con ella, con Zoila de la Cruz. El temor se infundió luego, cuando pasó el tiempo, yá la muchacha tenía cinco meses de embarazo y los padres de Zoila de la Cruz, la hacían virgen todavía, aunque se hubiera marchado con tal susodicho. Y Fabio Cazuela, continuaba hurtando de la vendimia de Don Gregorio para vivir y subsistir con la venta de esos pocos granos de café, entre la verja de cemento y por el acantilado. Pues, la pregunta quedó a la deriva de cómo lo había logrado traspasar la verja de cemento y el acantilado, sin haberle sucedido nada a Zoila de la Cruz. Zoila nunca quiso descifrar la incógnita a Fabio Cazuela. Cuando en el albergue se dió lo que más encrudece un corazón latiendo fuertemente por el amor de entre ambos. Cuando en el alma se dió lo que más se necesitaba aquí, cuando en el alba y en la alborada se dió a todo un sol siniestro. Y eran los ojos de Zoila de la Cruz y de Fabio Cazuela, por tanta felicidad. Solamente entre aquella choza, reinaba la felicidad, la alegría y la gran espera, por esperar casi cuatro meses por la llegada de su nuevo miembro a la familia. Sí, porque eran una familia. Y yá se cumplía el nuevo verano, yá llegaba el sol a alumbrar con esplendor a toda la vida de Fabio cazuela y de Zoila de la Cruz. Y Humberto de la Paz, yá se había resignado a siempre perder, y a aguantar los insultos de su padre por no atreverse a enfrentarse a la vida como todo un hombre. Se debatió entre la espera y la magia de volver a soñar con el amor, pero, él a quien realmente amaba era a Zoila de la Paz. Cuando llegó de la espera y la pobre esperanza, se enredó de ternura y de pasión, y la humildad se llenó de compasiones frías de saber que en la pobreza se siente más el amor. Y sería el más humilde de los amores, pero, el más grande de los corazones amando más y más. Cuando en el ambiente se enfrío de coraje el frío tenue y de opaca luz en los ojos, pero, salir hacia adelante, era de valientes. Y ellos, tanto Fabio Cazuela y Zoila de la Cruz, lo querían y todo por la criatura que venía yá en camino. Él, Fabio Cazuela, aunque hurtaba para vivir, eso le dió más fuerzas para sobrevivir. Aunque lo mejor era ser un empleado más de la hacienda del padre de Zoila de la Cruz, si las cosas hubieran sido diferentes, pero, no, no, era así. Ellos, vivían en una humilde choza y no tenían nada, absolutamente nada para vivir o subsistir del tiempo, o de la hambruna que esa sí, que mataba a cien pájaros de un sólo golpe. Cuando en el ambiente se dió lo más pernicioso, un golpe grande a los granos del cafetal. Cuando hubo una gran conspiración y un monopolio grande con la industria de los granos recolectados en Yauco. Pero, eso pasó a segundo plano, cuando él, Fabio Cazuela, comienza a laborar para una finca de caña de azúcar colindando en la parte del norte hacia el monte desde su choza. Y fueron felices, yá le faltaba tres meses a la niña por dar luz. Cuando en el reloj se llevó unas horas en que el sueño se aferró al deseo, de amar lo que impulsó a su hijo que pronto iba a nacer. Y Fabio Cazuela, quiso ser el hombre fuerte y valiente de aquella choza, y el Capataz Santiago, mantenía al tanto a Don Gregorio de los pasos de Fabio Cazuela, en cuanto a mantener y para hacer a una familia. Si el Capataz Santiago, la siguió a pie y a sombra a Zoila de la Cruz, la quería como una hija, pues, la vió crecer entre granos del cafetal. Cuando en el combate le dió más fuerzas y le dió para sobrevivir y ver el instante en que crecía su vientre con un hijo de Fabio Cazuela entre aquella choza humilde, pero, llena de amor y de pasiones. Cuando en el amor se dió lo que más se debió de creer en el ámbito un sólo suspiro, el cual, ella respiraba. Cuando en el instante se dió lo que más y más, no quiso saber cuando el árbitro se dió cuando el Capataz Santiago, quiso seguirla a sol y a sombra. Cuando en el alma se creyó una sabiduría a ciencia y sin virtud, yá dada y ofrecida entre aquellos arbustos del cafetal de la finca de Don Gregorio. Cuando en el ambiente se dió lo más hostil, cuando Fabio Cazuela se riposta a sí mismo que casi no puede con todo y más si llega el nuevo hijo de ambos, que no podía más con todo. Cuando entre todo se debió de enfríar lo cometido entre la choza y el trabajo forzado de Fabio Cazuela si querían salir hacia adelante. Cuando en el rencor se dió lo que más querían ellos, salir sin dimes ni diretes entre los padres de Zoila de la Cruz en contra de Fabio Cazuela. Cuando en el alma se debió de automatizar el correr de la vida misma. Cuando entre aquella choza se debatía un ir y venir de Fabio Cazuela, dejándola sola y en desolación cuando en el ambiente se daba casi el parto y de poder parir a un hijo tan sola. Viviendo una sola verdad, de que su hijo estaba a punto de llegar, como un solo principio. Cuando en la verdad sólo ella se sentía sola y desolada y triste, ella pensaba que todo iba a salir tan normal, pero, tuvo que ver lágrimas negras, cuando en la choza no era como ella esperaba. Cuando en el temor se dió como pesadilla y no como un sueño maravilloso. Cuando en el ambiente se dió lo que nunca más un amor como el de ambos. Cuando en el alma se vió la oscura tristeza de ver la ansiedad entre la opaca luz que ella veía de entre la pajas y hojas de plátano. Cuando en el día, se dió lo que más se atrevió a descifrar la incógnita de saber que el destino estaba tan incierto como el ir y venir, lavando en el río lo que por error o acierto debió de haber dejado, pero, lo hacía todo con amor. Dejó tantas cosas que jamás pensó en volver a ser la misma muchachita de mamá y papá, pero, su alma creció y más su vientre de mujer amada, cuando era Fabio Cazuela, era como el hombre de la casa o de la choza, cuando en el ambiente se dió lo que más se debía de creer y más en su propia alma. Cuando en el ojo del huracán, si es que venía alguno, se tendrían que marchar de allí y eso no lo quería ella, porque el Capataz Santiago la seguía a sol y a sombra y eso la obligaría a regresar a la hacienda “La Estocada”. Cuando en el aire se dió el olor de su hombre, y le devolvió el aire, y la manera de creer en el desierto con la luna en el cuarto menguante. Sí, cuando llegó él, llovía, insistentemente, y el Capataz Santiago la perseguía, pues, su choza no le daba para más abastos.
Cuando de repente, apareció Humberto de la Paz, a la choza de Zoila de la Cruz, y de Fabio Cazuela, pues, si llovía persistentemente, y ella estaba casi a dar a luz. Y sus padres sin saber nada, nada más lo sabía el Capataz Santiago. Cuando en el tiempo sólo se dió una forma de extraer el anhelo suavemente, cuando Humberto de la Paz, se marcó y se trazó fijamente una meta en cruzar la bondad en pasos de plomo, pero, al fin y al cabo, sus pasos tuvieron un gran resultado de benevolencia. Cuando Humberto de la Paz, les ofrece, una casa con un soporte más edificable, sí, para ellos poder vivir y esperar a la criatura. Y se van con él, sí, para el pueblo colindante al pueblo de Yauco, o sea, a Guánica. Pero, ellos eran cafeteros, y Fabio Cazuela trabajaba para la caña de azúcar de un hacendado poderoso de la zona y quizás era más poderoso que Don Gregorio con su cafetal. Yá que conocían más el café que otro producto. Cuando en el alma, se debió de guindar de un hilo, cuando la choza terminó en el suelo, sí, la choza de Fabio Cazuela. Y llegó a tiempo, y el Capataz Santiago la seguía a sombra y a sol, o sea, a lluvia y a sol, a oscuridad o a luz. Se debió de entretejer una solución clara e insistente. Cuando en el alma, hasta el alma, se debió de amar lo que coció el fuego un alma con miedo y temor del horror a morir sin sentido. Cuando en el mañana, se debió de entretener sabiendo que la criatura yá vendría y muy pronto. Cuando en el aguacero se electrificó la manera de ver y de entregar la forma de percibir el anhelo cruel y decente. Cuando en el alma se debió de saber que el mal llegaría a sus vidas, sólo si Humberto de la Paz, no hubiera llegado a tiempo. Sólo el sueño de vivir en una casita así, se debió de atraer la forma y manera de sentir el sueño en cada palpitar de la noche a cuestas de la verdad. Cuando en el silencio, se pacificó más el alma, de sentir y de percibir el sueño en cada palabra de Humberto de la Paz. Y ella, Zoila de la Cruz, se disculpó con él, pues, dejarlo a mitad del enlace, no era de principio de una mujer que se casaba al haber pedido su mano con decencia y con virtud.
Y los dos aceptan tal proposición, pues, su choza se había caído en cantos. Fabio Cazuela, se vá a trabajar desde lejos, pues, ahora su casa era en Guánica, y su trabajo en Yauco. Y Fabio Cazuela, se cansaba tanto en ir y venir a pie desde su casa a su trabajo, que le da un infarto en el corazón y muere súbitamente. Y Zoila de la Cruz, queda a la deriva a punto de dar a luz si le quedaba sólo dos meses para parir a la criatura. Si era como una paz, la cual ella, necesitaba más, cuando en el reflejo sólo le quedó el recuerdo del hombre que ella amaba tanto a Fabio Cazuela. Cuando en el ambiente sólo le quedaba una virtud por honrar y era casarse con Humberto de la Paz, si no le quedaba otra opción. Cuando en el deseo se vió el mal pasaje de la vida misma, cuando llorar sólo le dejó una marca trascendental, entre sus ojos de luz, a la morena de ojos café. Cuando en el ambiente entre sus padres Doña Ramona y Don Gregorio, se enteraron de todo cuando el Capataz Santiago les cuenta de todo a ellos, los pormenores de Zoila de la Cruz. Cuando en el albergue de todo, de todo el corazón se reflejó un buen recuerdo el de Fabio Cazuela. Y sin antes conocer a su hijo, se debió de atraer lo pernicioso de un mal momento. Cuando Humberto de la Paz, sólo fue el amigo real, compasivo y amoroso que nadie jamás había encontrado y hallado, aunque ella, Zoila de la Cruz, yá conocía su paz, la que ella buscaba. Se hicieron muy amigos, pues, desde que murió Fabio Cazuela, él Humberto de la Paz, se entregó en cuerpo y alma a mantener y a cuidar de Zoila de la Cruz y de su más delicado embarazo y lo hacía porque la amaba. Cuando ella, sólo ella, Zoila de la Cruz, amaba a Fabio Cazuela vivo o muerto. Cuando en el ambiente se dió lo que más se creía en el alma, una bondad de caridad de parte de Humberto de la Paz. Cuando en el reflejo de amar el buen recuerdo, el que le hacía revivir de la mala situación, sólo se llevaba a cabo una manera de creer y de sentir por la buena paz que le brindaba Humberto de la Paz a Zoila de la Cruz.
Cuando se dedicó en cuerpo y alma, a regresar a su vida antigua. Y la ayudó muchísimo la Tía Gertrudis en colaborar para la boda entre Humberto de la Paz y Zoila de la Cruz. Le faltaba un mes para parir y dar a luz su criatura el hijo más deseado por Zoila de la Cruz a Fabio de la Paz. Sí, y todo porque Humberto de la Paz, se hizo a cargo de todo, de ella, y de su hijo. No supo cómo agradecerle a Humberto de la Paz. Y como único fue que le diera su apellido al hijo de Zoila de la Cruz y que todo quedara como un principio sin nada. Y fue que el destino cambió de rumbo y de dirección. Los padres de Zoila de la Cruz, no la había visto desde que se había marchado del lugar de la hacienda “La Estocada”, y por eso es que se presentaba como una virgen sin velo y embarazada.
Llega el día de la boda, de la boda de Humberto de la Paz y de Zoila de la Cruz. Se cree que Zoila de la Cruz era virgen todavía, pues, aunque se había marchado con ése hombre llamado Fabio Cazuela, los padres de la niña ejemplar no querían pensar mal de la niña. Aunque de la comidilla social todos somos habladurías, a la niña Zoila de la Cruz, no le hacía el menor de los casos ni le daba mayor importancia. Cuando en el aire le llegó el olor de aquel hombre llamado Fabio Cazuela, pues, su destino era estar junto a él y por siempre. Cuando en el árbitro de lo inesperado, llegó Humberto de la Paz, a dar la paz que ella, Zoila de la Cruz, necesitaba y que sólo halló al lado de su nuevo esposo Humberto de la Paz. Sólo encontró el deseo de amar a Humberto de la Paz, cuando casi no pudo ni sentía amor por él. Y deseosa de ver entre sus brazos al niño, sólo caminó por la iglesia de la mano de la Tía Gertrudis, acompañando su dolor de mujer. Y se casó Zoila de la Cruz, con Humberto de la Paz, todo el mundo creyó que el hijo que estaba esperando era de él, pues, aunque ella vivió junto a Fabio Cazuela, nadie de la alta sociedad se enteró de ello. Se casa junto a Humberto de la Paz, y la madre la vé y la felicita, pues, había tomado el rumbo correcto y no de desastre como el mismo principio. Ella, iba en desgracia y no como toda mujer decente de la hacienda “La Estocada”, sino se casaba con Humberto de la Paz. Se dió de cuenta de que el traje estaba muy elaborado y demasiado ancho en la cintura de Zoila de la Cruz. Y se dijo y se murmuró de que estaba embarazada antes del matrimonio con Humberto de la Paz. Se electrizó el combate de ir y de venir lejos en la hacienda “La Estocada”, donde fue y se cumplió el enlace entre ellos dos, y Zoila de la Cruz, se le presenta el parto el mismo día de su boda. Ella, que era la virgen sin velo y embarazada, todo el mundo se dió de cuenta de que ella estaba embarazada, y que no era virgen antes del matrimonio con el joven apuesto. Y Zoila de la Cruz, en la hacienda “La Estocada”, da a luz una hija, la hija de Fabio Cazuela, cuando ocurre el desenlace de verse sin traje de novia y sin corona, cuando en el instante se debió de dar como ella, Zoila de la Cruz, dió a luz una hija llamada Fecunda de la Paz. Y la madre de Zoila de la Cruz contenta con la noticia, ella se cree que la hija de Zoila es de Humberto de la Paz, y no, cuando ella se entera de la buena nueva, sólo Zoila de la Cruz, le dice la verdad a su madre Doña Ramona y a su padre Don Gregorio.
Continuará………………………………………………………………………………...
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de junio de 2020 a las 00:30
- Categoría: Sin clasificar
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