Llueve afuera, en la tarde que agoniza
sin esperar que el mundo se detenga.
Ya no voy a salir. Cierro mi puerta
para quedarme aquí, como mis gatos
que ronronean envueltos en ceniza
soñando con el juego eterno que aguarda su momento
-pájaros de menudos huesecillos
que se deshacen en sus bocas ávidas-.
No volveré a salir. Tengo la piel ardiendo,
pero esta tarde melancólica
enfría mi aliento en nubes de nostalgia.
Nostalgia gris y azul como volutas de humo
con sabor a prohibido y a bebidas amargas.
Sabor a cigarrillos que no fumaré más;
los tacones de vértigo rodando por las piedras;
orgullosa la nuca, la melena enredada:
negra, feroz, revuelta…
la ansiedad de una vida que ayer se nos gastaba
-tan tiernos, tan ingenuos,
los ojos puros, ciegos-
y la aspirábamos a grandes bocanadas.
Confundidos las piernas y los brazos.
Doloridos, tirantes
los tendones, en danza extravagante.
Labio. Lengua. Colmillo.
Contorsionista. Amante.
Arrancando a la fuerza, con uñas afiladas,
música de las tensas garras
de las entrañas.
Ahora, llueve afuera.
Y yo estoy dentro, acurrucada, chica.
Como una niña que nunca será niña.
Como una vieja que nunca será nada.
El alma de la tarde se hace noche sin prisa.
Llueve. Sobre las ramas
del manzano del huerto brillan con luz de plata
telarañas de seda.
Llueve sobre el silencio. Solo queda
el perfume de un sueño
de lo que nunca fue, pero pudo haber sido.
(…pasa un paraguas rojo herido en sus varillas…)
Huele a tierra mojada.
(¿Recuerdas...?)
Evocadoras, lentas,
caen las estrellas, negras.
Negras
como mis lágrimas.
- Autor: Ana Vega Burgos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de junio de 2020 a las 12:08
- Categoría: Amor
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, JUAN ROMERO SOTELO, gonzaleja, Jorge Horacio Richino, Mercedes Bou Ibáñez
Comentarios3
Hermoso, muy poético!
Me encantó tu poema!
Un abrazo!!!
Muchas gracias, Jorge, me alegro de que te haya gustado. Un abrazo!
Metáforas con poso de tristeza sin olvidar que existe la esperanza.
Bonito.
Gracias Ana.
La esperanza y los gatos, siempre los gatos. Nos adivinan. Gracias a ti, Jose.
Qué preciosidad de poema, mi niña.
En este caso versas como llueve fuera y te encuentras acurrucada dentro...
¿Cómo hacemos cuando dónde llueve es dentro de uno, cielo mío?
Bendita tu alma que te hace escribir así.
Te Quiero, mi miau ❤
Ay mi niña. Habrá que coleccionar paraguas de colores para abrirlos cuando llueve dentro! Y después saldrá el sol.
Te quiero, preciosa gnoa.
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