La ilusión del libre albedrío
es como el cauce de un río
que fluye contracorriente
Es engaño de una mente
sometida y conformista
es la cultura que enquista
creencias y tradiciones.
Es un mar de decisiones
tomadas sin más conciencia
que la errada contundencia
de los filtros aprendidos
en una sociedad de olvidos
y de sueños destrozados.
Impotentes y frustrados
hacemos lo que podemos
y jamás lo que queremos.
El libre albedrío me inquieta
pues paréceme una treta
inventada por la historia
para esconder toda escoria
de esclavitudes
de sumisiones
y de tantos ataúdes
llenados con corazones
que gritaban "LIBERTAD"
- Autor: tonisan (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2020 a las 12:01
- Comentario del autor sobre el poema: Yo creo en el libre albedrío como un derecho inalienable de todo ser humano. Pero éste ha sido vapuleado a lo largo y ancho de la historia e incluso hoy día, sigue siendo maltratado en muchas sociedades. ¿En verdad tenemos esa libertad para escoger lo que queremos?
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Johanny de Jesus, Yamila Valenzuela, alicia perez hernandez
Comentarios3
Excelente poema!
Cuándo se usa con sabiduría tenemos éxito. Dios no quiere que seamos robots.
Saludos...
Gracias Johanny por tu amable comentario. Así es, Dios nos dió libre albedrío para que lo usemos con conciencia, y no para que lo pisoteen las dictaduras, y demás jerarquías prusianas. Abrazos siderales desde mi pequeño rincón del mágico multiverso
Yo opino ; que vuestro libre albedrío es para hacer el bien en todos sus aspectos con entera libertad .
Estoy completamente de acuerdo contigo, Claudio. Pará eso Dios nos dió libre albedrío, para escoger el bien en lugar del mal. Pero cuando el poema habla de la ilusión del libre albedrío, se refiere a que la humanidad a lo largo de la historia, ha convertido esa virtud en un espejismo. ¿Qué libre albedrío podían tener los esclavos? Y no habló sólo de los afroamericanos, estos tan sólo fueron los últimos esclavos. Porque la esclavitud comenzó en los albores de la civilización. Los hebreos, los persas, griegos, romanos y hasta los aborígenes americanos, todos ellos tenían esclavos. Y las mujeres, que hasta bien entrado el siglo XX no escogian a sus parejas. El matrimonio era un contrato comercial, la mujer era propiedad de su padre y pasaba a manos de su marido en subasta pública al mejor postor y sin su consentimiento. La única posibilidad de evitar el matrimonio era meterse a monja o a prostituta, pues ni siquiera tenían derecho al salario. Y ¿qué libertad podían tener las personas durante el oscurantismo si el 80 por ciento de la población era analfabeta? ¿Cuál libertad de elección hay en los sistemas totalitarios? Y volviendo a las mujeres, antes de la emancipación femenina, si una mujer que supiera leer y escribir era monja, esto ocurría por la gracia de Dios, que les dió a las monjas el don de la inteligencia. Pero sí la escribana era laica, entonces tenía pacto con el diablo y debía morir en la hoguera después de ser torturada. Y aún hoy día, las mujeres árabes no tienen derecho a conducir un automóvil, y en muchos países islámicos ni siquiera tienen derecho a estudiar. Y podría continuar hasta mañana con ejemplos como estos, tanto del pasado como del presente. ¿Recuerdas a Galileo? Tuvo que desdecirse para no terminar en la pira, y Giordano Bruno terminó quemado en la hoguera por defender sus creencias. En fin, concluyó repitiendo que si creo en el libre albedrío, y llegará el día en que éste sea respetado por todos y en todas partes, pero ese día, amigo mío, aún no ha llegado
En el Museo de la Memoria
Se enciende una lámpara votiva
que ilumina el pensamiento liberal
de los que han muerto por el mandato
divino del Libre albedrío. Qué así sea.
Saludos
Gracias Claudio por tu poético comentario. Saludos de vuelta
TODOS TENEMOS ESE DERECHO AL LIBRE ALBEDRÍO EN CUALQUIER TEMA SIEMPRE CON RESPETO.
SALUDOS POETA.
Así es Alicia. Gracias por participar, abrazos siderales desde mi pequeño rincón del mágico multiverso con mi corazón en la mano y mi sonrisa en tus veredas
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.