El decálogo de Andrés

“No lo escribió ni Moisés . . .”

Un fiel sermón sabadeño
dijo el “cura” tabasqueño
en Palacio Nacional,
púlpito sensacional.

Apegándose al monólogo,
nos ha brindado un decálogo
para coronavirus alejar
y la neo realidad enfrentar.

En su lenta perorata
López al fin lo relata,
a su ver, a su entender,
recomendó esto a saber:

Nos recetó las mundanas,
eso sí, cosas más sanas
como buena información,
también la alimentación.

Diciendo no al egoísmo
y al individualismo,
mencionó con emoción
no endurecer corazón.

Añadió Amlo, formal,
“no es bueno lo material”,
ni tampoco el consumismo,
los lujos, ni el frivolismo.

De todo esto que les digo,
enseres, cuadros, testigos,
los muebles artesanales,
los inmensos ventanales.

Pinturas en las paredes,
cosas que jamás veredes,
la bóveda catalana,
la caoba que engalana.

Recinto tan oficial,
el piso fenomenal,
corredor, candil decora
el Palacio que Andrés mora.

Mas, él, ni cuenta se dio
y en su culto prosiguió,
dijo: “Solo siendo buenos
ser felices bien podremos”.

Pidiendo mucha atención,
explicó que prevención
la pandemia tal modera,
diciendo: “toco madera”.

Prosiguió, en “rollero” alud,
que cuidemos la salud,
que hay que decir no al racismo,
al sexismo, al machismo.

Que busquemos con cariño
el cielo, un sueño genuino,
buena espiritualidad
queriendo a la humanidad.

El mesías ensimismado
sonrió al pueblo “sabio” amado,
guardo notas y papeles,
surcó el silencio paredes.

Casi, casi, estalló en llanto,
no hubo hostia, vino, canto,
solo terminó el misal,
la verdad . . . ni en Catedral.

Siento pena por la gente,
votó por un presidente
pero resultó pastor,
en Palacio . . . hay impostor.

Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 14 de junio del 2020
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