A PESAR DE TENER EL ALMA DORMIDA

A pesar de tener el alma dormida
Pensé en despertar y seguir contemplando
No importa, cómo se me pasa la vida
Cómo se me irán los días volando.
Y aunque así se me fue el amor,
Cómo, después de lo acordado
Aunque eso me trajo dolor
Para mí ya es tiempo pasado.

Pues si me viera en el presente
Cómo un hombre acabado y perdido
No pensaría sabiamente
Si me hundiera en lo venido.
Que no se engañe nadie,
Pensando que ha de durar
lo que le espera,
Porque así como empezó y tarde
Temprano, termina de tal manera.

Nuestras vidas son los sentimientos
Pero también nuestra razón
para morir;
Allí van los pensamientos
Que se acabaron de consumir.
Allí los amores iguales,
Que tiemblan de pasión;
También pueden ser desleales
Cuando no se ama con el corazón.

Por, Miguel Ángel Peñafiel Miranda.
Poeta guayaquileño.