Pinares viejos, enhiestos:
de mi primera infancia,
propietarios ausentes de
un cielo apaisado, indolente,
ciego; admiro vuestras
estructuras livianas, carcomidas
por el tiempo, lívidas de espanto,
tantos incendios, y en esa competición,
de árboles sin corona, que os ocupa,
alevosamente, me entrego. Sois,
de mi adolescencia, joviales vestigios,
apóstoles perennes, testigos ínclitos
de una adultez duramente conquistada.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 15 de junio de 2020 a las 12:05
- Comentario del autor sobre el poema: La madurez necesaria y aproximada siempre, un abrazo y gracias por leer!!
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Lualpri, Anton C. Faya
Comentarios1
Impresionante Ben... Te felicito...
No puedo decirte más que gracias y a continuar luchando amigo, un gran abrazo!!
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