Una esperanza
estaba bajo un tilo
como soñando.
¿Y qué buscaba?...
¿quizás nuestros latidos
de enamorados?
Quizás los pasos
que dejan los ancianos
que van a verlos.
Llegó el otoño
y el tilo y la esperanza
envejecieron.
Atrás dejaron
momentos compartidos
con otras gentes.
Besos y abrazos
de jóvenes y amantes
con mil suspiros.
Y en el invierno,
nosotros regresamos
a los jardines...
Con nuestros sueños
dejados en las ramas
de un viejo tilo.
Y la esperanza
tatuada en ese tronco
de nuestras almas.
Rafael Sánchez Ortega ©
31/03/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 23 de junio de 2020 a las 07:09
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
Comentarios1
Mantener la esperanza, es básico.
Lindo poema.
Apapacho mi querido Rafael.
Gracias Yamila.
Un abrazo.
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