Cautivo (Soneto)

El Silente Vagabundo

 

Tus brazos, un vehículo a la era

que aviva aquella brasa, que es la Vida,

creyendo haberla dado por perdida,

retorna a mi esperanza: Primavera.

 

Tu voz, susurro que al corazón cuida

me ciñe al pecho la Verdad primera:

Amor, que intenta hacer de pasajera

la sombra en mí que da profunda herida:

 

Dolor, que trepa al alma y que precede

a una voz ahogada en letanía,

que intenta retener tu compañía

 

en una eternidad que al tiempo cede.

Silencio sepulcral… Qué cosa rara!

también la soledad tiene tu cara.

 

El Silente Vagabundo

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