Yo quisiera tener
tus muslos tan poco vírgenes,
tan endurecidos, tan mansamente
quietos, ante la dureza implacable
de la vida, y tu lengua, y tu orgullo,
de mujer dolida. Yo, que apenas
rozo tus estrías. Pero, en silencio,
te vas, sin detenerte, y no adviertes,
en la tristeza del mediodía, que tu gesto
anima y alienta, a todos
los que consolados, dejas-.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 24 de junio de 2020 a las 11:02
- Comentario del autor sobre el poema: Gracias a todos los que me leen, abrazos!!
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Johanny de Jesus, Lualpri, kavanarudén, Jorge Horacio Richino, Willie Moreno, Mauro Enrique Lopez Z., Yamila Valenzuela
Comentarios2
Profundo sentir traducido en letras.
Un toque de tristeza.
Ese alejarse, ese dejar....
Un placer de lectura.
De mi parte un fuerte abrazo
Gracias querido amigo, admiro en casi todas sus formas a la mujer, fuerte, siempre poderosa, hermosa y hermana fraterna, un gran abrazo!!
Tan sólo una estrofa de once versos y me dice tantas cosas!
Me encantaron tus letras!
Un fuerte abrazo!!!
Ah, es que, amigo Jorge, no sé escribir con estructuras clásicas, aunque sí con ritmo y viveza, creo. Gracias mil por tu comentario y un gran abrazo!!
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