El precio por violar la cuarentena
Quisiera salir corriendo y huir de este atroz confinamiento
Y hacer realidad, todo lo inunda al cerebro y a mi pensamiento
Dejar cuanto antes esta horrible cuarentena, que a veces me impaciento
La mente se cierra y sólo escurren lágrimas y gritos de sufrimiento
Atravieso la calle y desafío la autoridad, eludiendo y escapando de esta reclusión
El cuerpo suda tembloroso y nervioso, se agita y palpita el corazón
Ya no aguantaba más, estar detenido a la fuerza, en un cuarto de mi habitación
Estar libre nuevamente, se respira un nuevo aire fresco de sensación
La soledad reina en la estancia, se siente un hado de tranquilidad maravillosa
El pueblo ha acatado con recelo la cuarentena, de soberbias dolorosas
Todo en beneficio de la salud, del enclaustramiento de encierros espantosa
La vida no tiene precio, de su bienestar de dichas respetuosas
Alcanzo a ver las luces y el rechinar de los alaridos de una sirena
Será que me descubrieron y me persiguen porque abandoné la reclusión
O sería que me delató y dio aviso a las autoridades, mi adorable morena
O serán alucinaciones, que hacen mella del encierro que me envenena
Mi mente vuela transportándome del caos de la ciudad a la verde naturaleza
Ríos y cañadas, valles y montañas, todo se cubre de verdor de su grandeza
Vivir en una cabaña rodeada de animales, cánticos de sus aves, encanto de sus bellezas
Respirar aire puro y huir de la pandemia, hacer del campo, mi esperanza y fortaleza
Cultivar la tierra de legumbres y frutas, de pastoreo, de resplandores que me ilumina
Regalarle y llenarla de flores y conquistar el amor de una bella y adorable campesina
Nadar en el pozo del riachuelo con la pasión de la mujer, que me adora y asesina
Proveer de alimentos a la ciudadanía, de guayabas, naranjas, limones, hortalizas y mandarinas
El rechinar de las botas y el silbido de los disparos me despiertan de este letargo meditabundo
Me adentro en la espesura de las afueras de la ciudad, de un bosque profundo
Las balas han hecho mella, me siento sangrante herido y furibundo
Sin fuerzas, ruedo por el precipicio, lleno de piedras y de matorrales nauseabundos
Un árbol gigante detiene mi atroz carrera, estoy de bocanadas moribundo
Mirando al cielo, pido perdón por haberme volado del encierro
Por violar la cuarentena y de mis andanzas de vagabundo.
“Joreman” Jorge Enrique mantilla – Bucaramanga mayo 25-2020
- Autor: Joreman (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de junio de 2020 a las 09:39
- Categoría: Triste
- Lecturas: 39
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