1, 2, 3,...
Intenté que nuestro amor vuelva a su sitio,
Que nuestra cordura y razón multiplicaran nuestros dedos,
Que en días de invierno caigan gotas de sudor en vez de lágrimas,
Gotas las cuales sesgaban como guirnaldas de cobre y oro
Sobre los fauces de un cálido atardecer.
1, 2, 3,…
Perdí la razón, como yo perdí el sentido de las agujas del reloj.
Yo no soy dueño de este cuerpo,
Tan sólo un mero asesino saciado de rabia.
1, 2, 3,…
Soy culpable de aquella soga colgada en el techo,
Y de aquel cuerpo inerte entre ella,
Un orificio vacío entre tus pómulos,
Y un charco de sangre en medio de mi idiotez.
Recuérdame cuándo fue el día en que la luna
Se disipó de entre mis memorias,
Cómo mis pensamientos se hicieron realidad,
Cada inhalación y exhalación de aquella ridícula vestimenta.
Cómo mis manos se convirtieron en pecado.
Cómo me convertí en un verdadero asesino en serie.
1, 2, 3,…
Presiono el botón de apagado,
Parece que mi corazón para de latir,
Pero mis pensamientos no cesan de aparecer y esconderse
Entre los protuberantes arbustos del amanecer,
Mediante un exhalo de indignación hacia mi ser.
1, 2, 3,...
- Autor: Dara, La Rusa, Sanz, etc. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de junio de 2020 a las 14:38
- Comentario del autor sobre el poema: Inspirado en el relato del mismo nombre de Edgar Alan Poe.
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Lualpri
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.