Corset

Y si te dijera que no merecemos todas las cosas que esta

vida tan inmensa tiene por brindarnos, 

que nos han sumergido en una falacia náugrafa del tiempo que poco a

poco nos consume para dejarnos morir en polvo. Porque al final, somos presos de nuestros

deseos frustrados,

repitiéndolos una y otra vez, en una dimensión que no da chance.

Quizá sea porque siempre nos han enseñado a llorar, pero nunca a volar con alas empapadas 

en sueños. Quizá sea porque nos quieren cuerdos para no caer en en las garras

de aquellos que vienen a matarnos, aun sabiendo que ya estamos muriendo. Por que algo si te digo amigo mío, 

andaremos por estos caminos que nos llevarán a ciudades de nadie, para luego recoger nuestros pasos

e irnos a esperar en un ricón. ¿Pero esperar qué si el viento me ha dejado aquí?

¿Pero a esperar por qué si estoy cansada de hacerlo?

Esa es la

incongruencia de estos ojos que no ven, pero si escuchan. Que cada vez más tocamos el silencio

y nos da pánico, cada vez queremos ser viento y no podemos. 

 Así que una vez más te digo que no merecemos todas aquellas cosas que el mundo nos tiene 

preparado, porque al fin y al cabo no son nuestras y no lo serán. 

Todo les pertenece a ellos, a esas sillas que nos invitan

a parar y quedarnos sentados.

Les pertenecen nuestras angustias y más profundos miedos. 

Es por ello que te invito a que tomes mi mano y que vayamos a hablarlo. ¿Qué te molesta al vivir?

porque hemos sido barcos varados en esta marea que duerme, que nos calla. 

Así que dejemos que el silencio hable fuerte por nosotros, que invente huracanes, lluvias y tormentas.

Quitémonos este corset que nos aprieta el alma y vamos

queriendo seguir; vamos callados. 

     -A.