Llega la noche.
Y con ella, todos
los seres tiemblan.
Sus pieles, antes
dormidas, brotan
mágicamente, de donde
hubo miedo, fuego o cenizas.
Amor venerable. Lo único
que nos salva. Y, en su decadencia,
apilamos, someramente, nuestros
afanes, voluntariosos y disciplinados.
Una luciérnaga, allá en el monte,
brilla, y me recuerda a tu alma, pobre
y desnuda.
Yo amo los lugares sin nadie, porque
en ellos he permanecido mucho tiempo.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 28 de junio de 2020 a las 02:47
- Comentario del autor sobre el poema: Gracias y abrazos a mis lectores del alma!!
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Ross4, Jorge Horacio Richino, Johanny de Jesus, kavanarudén, LCRNC, Anton C. Faya, Lolaila, Texi
Comentarios3
Intangible y etéreo...en el rincón prohibido para los demás.
Un saludo Ben.
No sé si agradecer tus palabras, andas desencaminado conmigo si piensas que estoy enfadado o soy colérico. En fin, gracias y un saludo jose!
Nada más lejos de la realidad.
El "yo" formado por sentimientos y pensamientos fluye en lo que no se ve.
Las circunstancias son tangibles.
Más halago que ofensa pero me motiva que existan escritores como tú.
Un saludo Ben.
En fin, saludos y suerte jose-.
Es precioso. Tus versos invitan a sosiego.
Saludos.
Gracias Lola, un saludo-.
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