El abrelatas en el suelo…
Nadie me ha dicho nunca que debiera agarrar
con mis manos rotas de aire estéril
una guadaña o un cuchillo
y conseguir que “los otros” hablen
con suma claridad.
Nadie me enseñó qué es lo que reside
después de un odio común;
lo cierto es que se me debilita la bilis,
el ansia de querer-poder-morder el sosiego;
nadie –repito- me ha dicho qué se esconde
tras el orificio que nos lleva
al Reino Celestial.
- Autor: Alexander Vórtice (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de agosto de 2010 a las 06:34
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: huertero
Comentarios1
Un odio con enseñanza, te felicito por tal poema espiritual, besos y abrazos...
Kalita...
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