Al atardecer el cielo se tiñe de tintes rojos y azafranados, y el ardor del verano se calma con el manto nocturno en su inminente llegada.
Y el fruto del árbol caído se pudre bajo el rayo del sol, dejando las semillas a la intemperie, que cuáles dientes de león, vuelan por todo el firmamento, enraizando a la tierra.
Vida de mi vida, al amanecer veo tu piel blanca en mi pecho una vez mas, y tus lágrimas en mis ojos.
Búscame, que yo aguardo en la más eterna y sublime oscuridad.
Eternas Lunas.
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