Por la ventana
diviso la mañana
y el nuevo día.
Y veo, lejos,
el sol en las montañas
y hasta la mar.
Desde mi celda,
sin puertas ni barrotes
miro esta estampa.
Miro y remiro
las gotas y el rocío
que el día entrega.
Son como sueños.
Retazos de la vida
con sus latidos.
Corro tras ellos.
Me fundo en un abrazo
y soy feliz.
Pero despierto
en medio de la nada
y en soledad.
Grito al silencio
que carga con cadenas
mi voluntad.
Son invisibles
y exigen de paciencia
para vencerlas.
Rafael Sánchez Ortega ©
07/04/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 3 de julio de 2020 a las 14:27
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
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