En la Mercedes deportiva es la hora del jardín
Final del bloncesto y al mejor, brillantina de trofeos.
Del lugareño son sus rosas, los hermanos Machín
De cinco atletas, Gogo y Chiche, los mayores goleos.
Vienen riesgosos rivales de lejanos confines
Encestadores de tino, y estrategias defensivas.
Las fogosas hinchadas agitan banderines
Asaz coqueto el rectángulo de las tribunas altivas.
El reloj cibernético –pleno de ceros- goza el pitazo referil
La Spalding toma altura que se inició la porfía.
Relumbre de los lungos del rebote cesteril
Mágicos tiros – dobles y triples- sin aleve amnistía.
Se endureció la resistencia ¡ay! Qué fuertes colores foráneos
El monitor lo refleja con nerviosismos crecientes.
No vibran vertiginosos los encestes espontáneos
El Praga Mundialista, murmullo de pesares silentes.
La toma el Chiche –tal un Obdulio- llamando al hermano...
El dúo fraternal libera prodigios en glosario de virtudes.
El mayor con la mente, y del Gogo, mortífera la mano.
¿ Quién vio tan bravía embestida de goles en aludes ?
Muestrario fantástico: el “Jump shot” con quiebres serpentarios
Reversibles a la carrera, pases periféricos, regates de diestros.
Rival sometido; desborda la técnica, levantiscos mercedarios
¡Viva el Gogo!¡Viva el Chiche! ¡Campeones, Grandes Maestros!
- Autor: Charo. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de julio de 2020 a las 10:09
- Comentario del autor sobre el poema: La belleza de un deporte esplèndido en su plasticidad y en las emociones de la profesión que se resuelven, tantas veces, en un segundo, tal el baloncesto, concatenando las destrezas individuales con las equipistas, técnicas y tácticas.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
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