Tras la casa fantasmal de puertas chillonas,
siluetas espectrales suelen dibujarse,
uno que otro halo de luz en el silencio de mis temores,
en paredes carcomidas por el tiempo,
roedores y bichos por doquier transitan,
como procesión sin fin en el estrujado techo.
Un eco se parece repetir una y mil veces,
como burlándose de la vida,
por conocer que es la muerte.
Descuidada por sus dueños que ahí vivieron,
carcomida por los años que pasaron,
casa de antaño en el congelado tiempo.
Hacía años que no venía,
casa antigua, pertrecha y por los años abatida,
caminando muy despacio sigilozamente,
la puerta parece cerrarse sola,
el temor a mi corazón carcome,
que abandonada te tiene el tiempo,
mi cabello erizado se vuelve,
escalofríos simultáneos mi espalda invaden,
recorren mi cabeza y mis brazos,
solo tengo conmigo mi confianza en Dios.
Escucho susurrar suavemente mi nombre,
veo y no hay nada,
solo aire, solo el miedo, solo la nada.
Vienen a mi mente sin quererlo,
lo que ahí sucedió,
sus gentes, sus vidas,
sus maneras de pensar, sus discusiones.
Pregunto si hay alguien adentro,
el eco me remeda sin cesar como burleta,
como si alguien imitándome estuviera,
ya adentro, ya afuera.
Aun cuelgan los objetos que usaron,
fotografías y pinturas de tiempos lejanos,
sus retratos en blanco y negro,
y algunas pinturas a color de antaño.
aún están la cocina y las sillas de madera,
los canceles, los baúles de madera.
aún están las hamacas, las mesas, las camas.
Presiento que alguien tras de mi me observa,
percibo su sombra, su siniestra presencia,
su pálida figura no reconozco,
vuelvo una y otra vez la mirada,
solo es aire, solo el miedo, solo la nada.
Una silueta figure pasar,
por la puerta una cabeza asomar,
parece que alguien rasca el piso,
siento arenitas pequeñas caer,
alguien un fósforo desea encender,
veo el techo, la puerta, el piso,
solo es aire, solo el miedo, solo la nada.
Muy cerca de mi algo paso,
una silueta de un perro camino muy rápido,
o sería un niño u otro animal,
no lo sé, solo de reojo su sombra pude ver.
vuelvo la mirada de nuevo,
solo el aire, solo el miedo, solo la nada.
Escucho un sonido como un tronido,
vuelvo la mirada y a lo lejos algo veo,
una silueta de mujer se parece desvanecer,
ya no está, se ha marchado,
solo es el aire, solo el miedo, solo la nada.
Una escoba se escucha caer,
voy a los cuartos a revisar,
nadie las ha arrojado, ahí están,
solo es el aire, solo el miedo, solo la nada.
Mejor me alejo sin vacilar,
mejor me alejo de este oscuro lugar,
alguien adiós me dice al salir,
mi corazón acelera su palpitar,
vuelvo a ver con rapidez,
solo es aire, solo el miedo, solo la nada.
- Autor: Erick Alexander Villegas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de julio de 2020 a las 11:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Johanny de Jesus, Yamila Valenzuela
Comentarios2
Excelente poeta!
Me hizo temblar de miedo.
Saludos.
Gracias por visitar y comentar. Saludos y bendiciones
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