Delirios en cañaverales

cesar maldonado diaz

Caminando los cañaverales mas ignotos

¿que mis ojos y párpados pueden ver nacer

donde la lluvia acompaña de la mano al viento,

llego a este encuentro agónico, antes de comenzar a enloquecer?

 

el hálito embriagador y dulce

¡Oh son los reflejos ardientes y gozosos!

desde la punta mas rocosa del atardecer

veo a un viejo queriendo volver a nacer.

 

Estos son los caminos,

que incitan a los amantes,

a mirarse y sentirse sin placer,

llego la hora de marchitar o ausentar,

de mentir y desaparecer.

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