Ayer,
detuve mi andar
ante un hombre que hacía el mal.
Aquello,
evocó en mi interior
que el otro
es un simple espejo
que me muestra
lo que necesito cambiar.
Mi mente crítica
aumentó la basurita
en el ojo de mi vecino;
mientras escondía los escombros
que habitaban en mí.
Envuelto en el silencio
caminé hacia mi encuentro;
oculto
en lo más profundo
de mis entrañas
me hallé,
buscando todo lo que necesito.
Cierro mis labios
apago el charlatán
que reside en mi casa;
aquel
que me distrae,
me aparta de la realidad
La aventura de vivir
es la ventana
que deja entrar la luz
que como espada
atraviesa mi corazón
para separar el bien del mal.
Cada cosa recupera su dimensión,
cada herida sana a su tiempo,
las turbulencias se calman
dejando entrar sigilosa la quietud
Todo gira en un instante sagrado.
Ahora,
el ego no me roba el tiempo.
Elijo ante mi cristal
El reflejo de una mejor persona.
Opto por ser feliz
aunque desentone con mi prójimo.
Disfruto al máximo
el resto de mi viaje.
Lo que me ocurre es la lección perfecta.
Retomo mi aventura.
Cada acción gritará mi amor sanador,
mi fe ilimitada.
- Autor: Walter Rafael Agüero Gomez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de julio de 2020 a las 09:20
- Comentario del autor sobre el poema: La persona que me roba la armonía es mi maestro. Comprendo al otro en su nivel.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 139
Comentarios1
Gracias. Me viene al pelo con una decisión que tomé recientemente.
Me alegra. Prestar un servicio a través de mis poemas es mi propósito. Lógicamente dejando un mensaje reflexivo y positivo.
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