A mis puertas llegan
cadáveres, sigilosos,
estremecidos, importunos.
Son verdaderas efigies
sin nombre, sin fechas,
sin cuerpo. Nunca, sin alma.
A mis puertas llegan, sin tocar,
reticentes abismos, soleados peces,
contubernios de adolescentes, gritos
y aullidos de las rosas como carne.
En mis vestíbulos, la carne se tropieza;
nunca, jamás, sus almas, pues
yo se las di-.
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2020 a las 15:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Estanislao Jano, Alexandra L, Jorge Horacio Richino, Lualpri
Comentarios1
Muy bueno. Me gustó.
Muchas gracias Estanislao, abrazos!!
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