Murió el cuerpo de mi madre,
pero muerta no está ella.
Sus restos son para el mundo.
Para el cielo......una diadema.
Contemplo el orbe en las noches
y el brillar de las estrellas
y los ojos de mi madre,
entre sus órbitas rielan.
Más allá, en un santo sitio
habrán emociones bellas
y al menos, de parte mía,
una nieta con su abuela.
Ella velará por todos
con su caridad inmensa.
Irá restando las penas
y amainando las tormentas.
Murió el cuerpo de mi madre
pero ella viva se encuentra.
Por el alba y por la noche
su sonrisa será eterna.
- Autor: Luis E. Calderon Romero ( Offline)
- Publicado: 28 de julio de 2020 a las 16:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Johanny de Jesus, Tony Escobar (Jape), Jorge Horacio Richino, QUINSONNAS
Comentarios3
Calidad en este poema!
El final crea una sonrisa.
Aplausos poeta.
Gracias Johanny.-El dolor de la pérdida se compensa con todo el amor recibido.
Muy bello. felicidades
Tarde, pero gracias Taltamira.
Sentimientos hechos versos...
Gusto leerte poeta...
Gracias, Tuyarev.
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