Paseando por una estrecha vereda
encontré pétalos de una flor marchita
y la vida así a veces se nos enreda
como hebras de hilos de seda menudita
Los tomé en mis manos con delicadeza
y cada uno los aseé con cuidado
dejándolos de nuevo con su grandeza
hermosa flor que alguien había podado
Para darle calor la ceñí en mi pecho
de reojos con orgullo la apreciaba
y bello ese palpitar que en mi manaba
de mi corazón con compasión estrecho
Y fue creciendo tanto ese sentimiento
que curó mi vida tanto sufrimiento
contento la llevé al jardín de regreso
día o noche velaba por su progreso
Fue creciendo tal esposa de Vulcano
nacida de los genitales de Urano
extasiado de amor para ella vivía
algo sucedió que yo no comprendía
La experiencia de mis años me orientó
tal detective investigué su conducta
en brazos de otro fue la respuesta abrupta
jardinero que algún día la podó.
- Autor: Onaczil (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de julio de 2020 a las 16:27
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 39
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.