O poeta é um fingidor

O poeta é um fingidor.
Finge tão completamente
que chega a fingir que é dor
a dor que deveras sente.

Un poema es una ristra de sacos terreros
que como parapeto nos salva
de la catarata balística que espera
al otro lado de la balanza.
La intransigencia que dispara,
que descerraja su arma y tira a matar,
no escatima en artillería,
sabedora de que la insistencia
de la gota de agua es más poderosa
que el más poderoso de los diluvios.
El poeta poetiza su pena, su lástima,
su alegría, a horcajadas de las sangres
que depende el día se precipita
vena abajo, hacia el vientre.
El poeta se sirve del realce de sus letras,
se complica en sus giros y circunloquios
para desdramatizar su drama, solo suyo,
para desbrozar una maleza que es almohada
al alba de su ciencia, que es rocío temprano
que nieva justo antes de las ocho.
El que se precia de poeta sueña hacer curvo
el recto rictus de su amargura, hasta se arroja
balcón abajo sin reparar en el estrellato
que le espera ahí abajo, despanzurrado.
El poeta es un payaso que ríe sobre un escenario
que mañana se manchará de lechugas y tomates
como proyectiles de escarnio.
Si algún día ves un ser descalzo, agachado el lomo
y apesadumbrado bríndale tu mano, tu calor
y tu agasajo, llévalo a una estancia caliente,
de leña seca y de esparto donde haga asiento
su prensa, dedicación e itinerario. Verás cómo
te granjea la gratitud de un poema, hecho
de su puño y letra y dedicado a tí.
Acepta el regalo y guárdalo, como oro en paño.
Cuando llegues al descanso del hogar desdóblalo,
saborea unos sorbos de sus pétalos y déjalo...
Mañana será otro día.
Acércate sigiloso a su ventana y verás
como sigue sentado, de espaldas al lienzo
de pared que puedes contemplar desde el lado
del que ves, y al poco volverá el torso y se asomará
al alféizar, alzará una manó y bajará volando un poema.