Mujeres nube se las llama.
Acaso es el motivo su cabellera blanca
Su delgadez innata
Su brujildad a cuestas, (de la buena)
Amoristica alquimia de los Dioses.
Leves, como es de leve el aire
Profundas, como el océano es profundo.
Luciérnagas que encienden en las noches
Y aplacan las tormentas.
Yo las miro, capitalinamente,
Como una sombra más que regala el cemento
y el tránsito ruidoso.
Las miro desde lejos,
a ellas y su valle
Extraño hacerme nube,
más leve, menos ego.
Es cierto, sí, es cierto,
que aquí hay un mar de amores
Los amores de uno,
hijos nietos y otros.
La gente de la calle con sus ojos cansados
Tan llenos de historias, humanas y divinas.
Pero allá está la casa, el valle, la montaña
Esas mujeres nube, las lobas, la huesera
Y un pedazo de mí,
Que hace miles de años se cayó desde el cielo
Y espera completarme.
Andrea
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