En un tiempo tan lacerado como este, un "te extraño" se ha vuelto una presencia sin piel. La soledad una compañera de recuerdos atesorados.
Una caminata de repente es el anhelo del año, y el abrazo pasó a significar todo.
Puede que no estén los hombros cargando ni los ojos riendo al lado. Pero está la dulzura de los mates solitarios, y la amargura de un café temprano. Está la caricia de un libro en la mañana, y la voz del otro en un audio o llamada.
El deseo del encuentro hoy más que nunca arde como el sol que se apaga en la tarde.
- Autor: Matías García Fernández ( Offline)
- Publicado: 6 de agosto de 2020 a las 08:03
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Classman, Vogelfrei
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