CON KAFKA EN PRAGA
Conversé con Kafka en un café de Praga:
en el lugar donde supuestamente el ballestero
Guillermo Tell comió albóndigas
con crema de cordero y se indigestó.
Pero no fue la carne –me dijo Kafka-
fue la rabia contra el gobernador
que quería su cabeza.
Nunca le perdonó que atravesara la manzana con su flecha
y no la cabeza de su hijo.
La mano asesina del gobernador se volvió contra Tell.
Tell lo mató y los cantones lo aclamaron: necesitaban un héroe.
Esa vez el Poder no pudo extirpar
la esperanza de raíz.
Aquello aconteció mucho antes de la Comuna de París
después del último diluvio
cuando el Arca de Noe rescató
la mas atroz expresión de tiranía.
El omnipotente firmó un decreto:
“Yo ordeno que se salven los buenos, mis buenos.
que mueran los malos y toda su parentela:
mujeres embarazadas, niños, ancianos,
los ganados, el aire de mis enemigos
no importa si en la mano de mis rescatados
Esta la quijada de Caín o en el vientre de mis rescatadas,
la simiente de Nerón o de Hitler.
Son mis buenos, el resto es malo:
los que no comulgaron
con lo que pienso, creo y hago”.
Todo eso me lo contó Kafka y sintió vergüenza de vivir.
Por esa razón se metió en el esternón de una cucaracha
y con sus patas nuevas de artrópodo
deslizó su cuerpo hasta mí.
Criticó que yo quería descubrir la cuadratura del círculo
para encerrar mis sueños y reescribir la metamorfosis.
Alguien dirá que todo lo que digo carece de sentido.
Ignora, que de cierta manera, un ser humano
es la razón de la sin razón,
Cada vez que mata lo que ama y eso ocurre todos los días.
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- Autor: oscar perdomo marin ( Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2020 a las 13:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Johanny de Jesus
Comentarios1
Un Poema Kafkiano insuflado por su Metamorfosis.
Excelente poema.
Mis saludos..
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