**~Novela Corta - Una Vela en la Ciega Compañía - Parte II~**

Zoraya M. Rodríguez

Cielo sola entre aquel sótano, el cual, no lo quería visitar nuevamente, porque se hallaba muy sola, desesperada, y sólo pensaba en Frederich, su amor el de siempre. Cuando en el alma le cayó un relámpago o un rayo de luz, como avecinando la tempestad que venía, cuando ella, sólo en ella fue una gran e inmensa tormenta, cuando cayó en reo como un preso, encerrada y atrapada entre aquel sótano, cuando ella llevaba desde su interior una herida muy profunda, una herida y un sólo dolor. Si Frederich se había marchado lejos, lejos de ella y de su manera de ver y de observar la vida, con ímpetu de caminar por el camino y no de naufragar por el destino angosto. Era invierno y el frío se sentía como un terror y tan miedoso como mirar hacia afuera, en contra del dolor, de debió de aterrar la manera de ver y de querer la vida misma. Cuando en el instinto se debió de sentir y de percibir su miedo a continuar en contra del dolor y de lo suave del deseo que quiso sentir y martirizar sí, su cuerpo y su pensar, como un cruel masoquismo. Cuando en el aire se sintió suave, denso, y tan frío como haber sido cómplice en su piel. Si era invierno y creyó caer en las profundidades, más reales, más hondas, precipitaciones del camino o del frío destino y tan abismales como el mismo silencio. Si era Cielo, la que era como el mismo cielo, si brillaba como la misma estrella, como el mismo reflejo, o como el mismo sol en cada mirar, pero, ella se encontraba encerrada, presa y como un reo en aquel sótano frío y desolado. Sólo ella presentía una lluvia fuerte, pues, en el cielo sólo quería caer y derramar lluvia, una pluvia cruel, devastadora y de terror. Era Cielo, la que era como el cielo, brillante como el sol, o como las mismas estrellas en el cielo añil de una noche clandestina que ella miraba por una pequeña ventana con la luz, la luz, era una vela con la ciega compañía, al trémulo y cúmulo de oscura sensación, noche fría y de un total desastre, si allí vivía Cielo, en ese destino y en ese oscuro sótano. Una joven hermosa, inteligente, y con sangre fría, pues, vivir allí, sólo le daba miedo y temor, pero, era muy valiente. 

Después del torrente de lluvia que se desató fuertemente en el cielo de Cielo, se figuró la manera de ver el cielo oscuro y tenebroso y brumoso. Cuando del sótano salió Cielo, vió el terrible desastre de esa cruel lluvia que desató su furia y que llegaba y venía del cielo, pero, Cielo estaba más que protegida en ese sótano oscuro, sí, con una vela encendida con la ciega compañía, que no veían que Cielo le ocurría algo, y era la falta de ese amor, de Frederich. La compañía de Cielo en el sótano era solamente unas pertenencias y una triste vela, la vela encendida y triste con una llama dorada y una cera bastante gastada en un candelabro casi de color bronce, el cual, colgaba de la vela la desolación y la tristeza y con la ciega compañía de Cielo, sólo por la ventana un cielo añil, con unas estrellas que titilaban allá en lo lejos. Cuando en la mañana se volcó de un cielo azul y con un sol devastado con un brillo total que le arrancaba la mirada en un sólo calor que atrapaba sus ojos. Si era Cielo, como el mismo cielo, el que conlleva una sola dirección y es al cielo en dirección vertical hacia arriba. Y ella, Cielo, lo sabía, que sólo tenía que mirar hacia arriba para hallar lo que más quería, un deseo, un color, y un brillo extremo, en sus ojos y su mirar, pero, Frederich, sólo vió en él el deseo, el amor, y la pasión, cuando en el sótano sólo se debió de interrumpir y de abrir esa puerta para poder ver el cielo, y más, pero, Cielo, era el cielo, un desafío o un poder en descifrar la incógnita en saber que era el mismo cielo. Cuando en el alma se debatió en una sola espera de esperar lo que siempre se espera: el amor. Cuando en el desafío se escuchó un sólo deseo, un sólo hálito en saber que el deseo es como un suspiro, cuando ocurrió el final que ella no quería ni que llegara. Cuando en el ocaso se dió lo más pernicioso de un sólo tiempo, cuando ocurrió lo más importante de un sólo tiempo. Cuando en el cielo, Cielo, se vió más que reflejada, cuando se debatió una sola espera, en esperar lo acontecido, y lo primordial, en derribar lo que aconteció, una manera en poder creer lo que más subrayó a raya, lo más importante en su vida que era ver el cielo en el mismo lugar. Si la tempestad dejó una furia total, un desenfreno, y un mal delirio, cuando en el cielo, sólo en el cielo, sólo dejó una mala y muy fría tempestad. Era invierno y era el torrente sin sabor en dejar la manera de atraer lo que más era tan invernal y era tan real, como el mismo sabor de un mal tiempo, en que se debió de entregar lo sucedido. Cuando el aire socavó muy dentro de ella, cuando el cielo, sí, era el cielo mismo en ella. Cuando en la alborada se fugó un sol dejando brillo total, y ella lo miraba por el reflejo de la ventana aquella, cuando en el tiempo sólo en el tiempo, sólo socavó, muy dentro, para llevar una osadía por el mismo día. Cuando el tiempo sólo se llenó de una buena cepa, como aquel vino en que ella Cielo, brindó al cielo, porque se hallaba encerrada, atrapada y más aún en un sótano devastado por el maltrecho de la vida misma, cuando en el aire se dió lo que más añoró en la vida a todo un cielo azul. Cuando en el alma se identificó como el alma más pura del aquel sótano, cuando en el alma sólo se debió de percibir el instinto más electrificante, con menos suerte que lo de ayer, cuando en el ambiente se dió lo que más un alma más inocente, más clara y tan transparente como el mismo cristal. Cuando en el aire se dió lo que más se sintió, como un aire dentro de la piel y como un eterno frío el que se dió como un hálito inepto y tan gélido como el viento. Cuando en la mañana dejó de sentir la mala suerte, cuando en el interior de ella de Cielo ardía el temor de nunca más hallar el verdadero amor. Cuando en el instinto y el capricho era como la misma tentación en que pecaba la vida misma, cuando ella Cielo, se debió de encontrarse con su amor tan real como la misma pura verdad. Cuando en el alma se debía de atraer en el alma más pura, más verídica y más veraz, pues, la tenía ella, muy dentro de ella misma. Y la vela y la luz encendida, pues, le echaba fuego a la vela, y con cera desnudaba toda su esencia, cuando en el alma se igualaba a la vela con una ciega compañía, pues el cuerpo y los ojos daban igualdad a la compañía, cuando estaba tan ciega como la misma compañía. Cuando en el alma, se daba a conciencia lo que más ella alteraba en sus pensamientos por la falta del amor tan verdadero y tan real. Que la dejó por un gran e inmenso perro, el cual, salvaría quizás su vida, o más que eso la dejaría vivir por el resto de la vida, sólo el camino y el destino sabían lo suyo, y ella, Cielo, no. Cuando Cielo, lo más que quiso fue enredar el cielo entre azul y gris, de una tormenta o de una tempestad que deseaba que se fuera y para siempre. Cuando en el sótano sólo se debió de creer en una sola vela y una ciega compañía que le acompañará por siempre, entre aquellas pertenencias que poseía el sótano donde guardaba el más inmenso recuerdo de su eterno amor Frederich. Cuando en el alma se dió lo más impetuoso del camino, cuando en el alma, hasta el alma no se olvida de ese amor, cuando en el sol, se dió lo más hermoso de lo más atrayente en atraer lo más hermoso. Cuando en el alma, se dió lo más importante para notar el silencio entre el alma y el ambiente. Y sí, Cielo, era Cielo, la que imaginaba ser como el mismo cielo, como el mismo ímpetu o como la verdad tan ufana como el mismo viento. Y sí, se fue por donde se dió lo mejor del mundo, cuando en el alma se dió la fantasía más indeleble, pues, sólo quería en amar lo que quería ella, Cielo, en un abrir y cerrar de ojos, sólo se llevó la gran sorpresa, en ver el cielo de gris, pues, su forma de ver y de sentir fue lo que más sirvió el cruel desenlace, de ver el cielo de gris. Cuando Cielo, sólo ella, fue como la cruel verdad, pues, Cielo, en el sótano con una triste vela encendida y con la ciega compañía, le bastó con cerrar la puerta y los deseos de querer amar más y con el presente tan desnudo como el principio. Cuando en la ventana se dió sólo el mal comienzo, cuando la tempestad no fue como la gran libertad, cuando se dió el mal evento en creer que el cielo era como ella Cielo. Cuando en el hálito tan ambigüo, tan real como el inmenso destino fue como el más terrible de los presentes, cuando ella Cielo, quiso en ser como la paz, o como el mismo silencio, pero, desnudó y la locura llegó como tortura, pues, si vivía encerrada en ese cruel sótano, donde encerró el pasado, el presente, y hasta el mal futuro. Cuando quizás, ella soñó lo que nunca, un silencio de esos en que sólo el viento se dió como preámbulo de un destino, como una pesadilla de esas en que sólo el viento fue testigo, de un sólo sueño, dejando el mal ruido y la pesadez de un movimiento en traslación. Cuando en el albergue de un sólo tiempo, y de un sólo corazón, se dejó el tiempo en caer, como cae el silencio en la paz de un sótano sola y con una vela encendida y con la ciega compañía que por siempre le acompañará. Cuando en el tiempo, se dió lo más caprichoso del destino y lo más cruel de un camino, cuando Cielo, sí, así era ella, como el mismo cielo, en que se le advertía tormenta y tempestad. Cuando en el alma, si hasta el alma, se debió en creer lo sucedido en pasar por alto, lo que aconteció, un verdadero amor, el cual, dejó a Cielo, y todo por un perro llamado Futy. Cuando en la ventana acabó con el delirio de ver el ocaso en el cielo mismo, cuando se debió de creer en el ocaso frío, pero, tan inerte como el mismo frío. Cuando en el amor, sólo en el amor se electrizó como el cometa de luz, el cual, se llevó el delirio tan frío como aquel invierno que pasaba por el sótano y más por el mismo cielo, cuando Cielo, sólo Cielo, sintió lo que más quiso ella. Cuando en el sótano abrió una imaginación y voló fuera de su propio mundo, hasta en el ocaso frío de un deleite delirante y tanto delirio de atraer lo que atrajo el combate en querer amar.                   



Continuará……………………………………………………………………………

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de agosto de 2020 a las 00:01
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 35
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